jueves, 18 de febrero de 2010

Y de regalo, una entrada para el estupidiario: el cappuccino del VIPS

Hay una cosa que me gusta de los VIPS: el cappuccino. El café es malo de narices, pero con los cappuccinos ponen una bola de nata que lo compensa con creces. Me encanta el contraste de frío/calor, café asqueroso/nata deliciosa.

Aquí viene la gracia: dentro de los menús del VIPS puedes tomarte de postre unas tortitas con nata, café y no sé cuántas cosas más, pero no un cappuccino. Yo siempre intento hablar con el camarero y explicarle lo caro que resulta hacer unas tortitas frente a un cappuccino. Si el camarero tiene con dos dedos de frente, termino con un cappuccino en la mesa. Si no,...

Señores del VIPS: por favor, metan el cappuccino en el menú. Y no rebajen la calidad de la nata.

Gracias.

Inflexibilidad

Salud a todos los que me estáis leyendo.

Una de las cosas que más asocio a los tontos es la falta de flexibilidad. El tonto se agarra a la norma y a la costumbre como si le fuera la vida en ello, lo que encuentro fascinante. Son los amigos del no, porque lo digo yo, porque lo dice la norma o porque lo dice el Padre Domingo Ortega. Qué castigo divino...

En el trabajo, la cerrazón suele ir de la mano de la mediocridad. Añade a la mezcla el cargo de jefe, agita, y tienes una pesadilla andante. El jefe mediocre y cerrado de mollera se cierra en banda en cuanto se siente cuestionado, cosa que ocurre con frecuencia, claro. Usa la norma como arma arrojadiza para terminar con las discusiones que se le escapan de las manos. Se siente a gusto en su redil de seguridades artificiales, donde todo está perfectamente controlado. Y es probable que él mismo intente tapar los posibles huecos a base de proponer nuevas reglas.

Lástima que la vida sea tan imprevisible. Debe de ser muy duro encontrarte de golpe con que las cosas no son como debieran, sino como son. Que tu niño te salga fontanero cuando tú le veías ingeniero, o que el tren se averíe, o que tu pareja te ponga los cuernos, es menos duro cuando sabes que las cosas se apartan del rumbo que intentamos ponerle. Shit happens.

No quiero decir con esto que esté en contra de las normas. Por el contrario, creo que son útiles, pero con mesura. Y que, llegado el momento, hay que saber saltárselas. Por cierto, esto da gustito (también con mesura).

Mientras escribo esto tengo puesta en la tele "Cadena perpetua". La he visto más de cinco veces, y la he disfrutado todas. Supongo que algo habrá tenido que ver en ponerme a escribir esto.

Algo.