sábado, 12 de diciembre de 2009

Estupidiario: ¡Que ya he marcao!

Hola a todos.

Como estoy viendo que me está quedando la cosa muy genérica, voy a ir recogiendo ejemplos concretos de nuestro comportamiento estúpido, que van a ir directos a una sección a la que llamaré Estupidiario.

El otro día fui a comprar una chorrada al súper de al lado que costaba 92 céntimos. Cuando ya le había dado 1 euro a la cajera, me di cuenta de que tenía centimillos en el monedero, monedas de 1, 2 y 5 céntimos a las que tengo una manía que no veas. Cuando veo que la cajera me va a devolver varias monedillas más de esas, surge el siguiente diálogo:

- Yo: ¿quieres dos céntimos?

- Ella (con la caja aún abierta): es que ya he marcao.

- Yo (alucinado con la respuesta): Ya, pero te doy dos céntimos y así sólo me das una moneda de diez.

- Ella (cerrando la caja disimuladamente con el pulgar y de mosqueándose): ¡Es que ya he marcao!

Con la caja cerrada, se acabó la conversación. Y menos mal, porque tenía toda la pinta de convertirse en un bucle.

Salí de allí cabreado, no tanto por las pocas ganas de entender que demostró la cajera, sino por el detalle de cerrar la caja para zanjar el asunto.

En fin.

2 comentarios:

  1. Jajajajaj Coque que hora era? porque si la hora del cierre estaba próxima la cajera no quería contar más monedas a la hora de arquear la caja...
    O ella te entendió mal y pensaba que era para facilitarle el cambio...
    Lo más seguro es que le tocaras los"·55%%6&% y te despachara para que no hicieras cola.
    Te aseguro que aunque haya "marcao" no importa a la hora de volver a hacer la operación y darte los diez céntimos.
    Besos

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  2. Coque, vengo a verte gracias a Lola que me ha enviado tu página, felicitaciones porque te has lanzado al mundillo de los blogs.

    Tu experiencia con la cajera debo decirte que me es super familiar, pero no de Suiza (desde luego) sinó de mi país natal Chile, me pasaba a menudo, inclusive hasta los dias de hoy te quedan debiendo los 5 centavos o cosas así. Aquí muy por el contrario jamás te ponen "cara" cuando pagas con los malditos centavitos (quién no quiere desacerte de ellos?) y muy por el contrario te los aceptan tan gustosamente que da mucho placer.
    Para mi gusto, todo tiene un por qué, pero no voy a detenerme a darte la lata.

    Un abrazo.

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